“Entonces vivíamos un
mundo sin tanta prisa con poca esperanza de salir de aquel estado de
pobreza y casi miseria, propios de nuestro asumido papel de
ciudadanos de un país subdesarrollado.
No eran tiempos ni de
electrodomésticos de frío ni calor.
En la Escuela los niños
nos turnábamos para hacer la compra de carbón y prender la estufa
que haría hervir una lata con hojas de eucalipto cual ambientador de
aquel tiempo que descansa en los viejos recuerdos de los años 50...
Todos los veranos mis
padres me mandaban “al pueblo” en un interminable viaje en tren
de vapor que recorría aquellos 230 km. en ocho horas de resoplidos,
hollín y “tarteras” de tortilla de patata compartida con los
compañeros de viaje.
Eramos una generación
sin prisas, pobres, pero honrados.
Los vagones de madera
eran recorridos por vendedores ambulantes de “miel de la alcarria”
o “almendras de Alcalá”...
La única rebeldía: “asomar la cabeza por la ventanilla” observando el discurrir del paisaje entre lágrimas que el humo de la máquina provocaba...
La única rebeldía: “asomar la cabeza por la ventanilla” observando el discurrir del paisaje entre lágrimas que el humo de la máquina provocaba...
A la mitad del trayecto
la parada era suficientemente larga como para permitir que unos
operarios fueran golpeando con sus mazas las zapatas de los frenos,
verificando todo, mientras se sustituía la máquina de vapor por
otra “mas fresca” para acometer el buen término del trayecto.
Los ojos asombrados de
chiquillo se fijaban con temor en aquellas figuras envueltas en capa
verde oliva, cubiertas con el respetado tricornio y el grupo de
hombres demacrados que esposados con grilletes ocupaban su puesto
en aquel vagón de “tercera”...
Tras sonar aquel
lastimero silbato los últimos viajeros se montaban apresuradamente
al estribo y de nuevo seguíamos viaje entre tragos de vino en bota
los adultos y los niños gozando con entusiasmo del repiqueteo
producido al pasar por puentes o el ahogado estruendo que producían
los “túneles” …
Tiempos de esperanza que
con los años nos hace retroceder imaginariamente: los tiempos
pasados, pasados están” ...:
Dario Pozo Ruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario